Sonja Alhäuser persigue consideraciones existenciales en su obra. Aquí uno se encuentra con el drama de la vida en toda su plenitud, que se manifiesta en una exuberante sensualidad, fiestas colectivas e incluso un oscuro metabolismo. Además de sus hermosos dibujos de gran formato y sutilmente coloreados, que también pueden leerse como instrucciones o recetas, la artista berlinesa se ha dado a conocer a un público más amplio con sus "máquinas de chocolate" y esculturas de margarina en vitrinas refrigeradas. Para sus banquetes o "6 banquetes sin causa", invitó entonces a los comensales a devorar sus instalaciones, cada una dedicada a un tema específico, de forma casi orgiástica. La estructura exuberante y sensualmente excitante de las instalaciones de las mesas, con esculturas, banderines pintados a mano, crustáceos como langostas o cangrejos, pescados capitales o grandes trozos de venado, no sólo pretende fomentar el disfrute epicúreo, sino que también representa en general la contradicción que define todas nuestras vidas entre la búsqueda constante del placer y la búsqueda constante de la autooptimización. De este modo, el arte de Sonja Alhäuser nos confronta de forma inquietante con la visión epicúrea del mundo antes de que volvamos estoicamente a las tierras bajas del fitness y la gestión del cuerpo.