Tras la Segunda Guerra Mundial, el cubo blanco adquirió el estatus de convención estética. En cambio, el estudio de Dagmar Varady, impresionantemente presentado en el libro, transmite la impresión de estar en un lugar donde se produce arte, además de en un "espacio de exposición". Sus obras no se ven como obras o cuadros terminados, sino que están "en permanente movimiento", como subraya la artista. De este modo, en el estudio surge un orden personal (de conocimiento) en el contexto del arte, algo así como "principios en el caos", en el que también entra en juego el azar controlado (serendipia), como puede observarse claramente en las estructuras, pliegues y degradados de su serie de cuadros "Brilliant Blue". Con todas las rupturas, desviaciones, intuiciones, excepciones y ambigüedades que aparecen en su arte, Dagmar Varady se ha embarcado en el "camino de la falta de propósito" (Ernst Bloch) - una falta de propósito que promueve la naturaleza procesual del arte, que a su vez no se produciría sin un lugar permanente de producción, el estudio. Y así, los motivos serpentean de cuadro en cuadro en un proceso de producción indeterminado, dialogan entre sí y se transforman proteicamente en variaciones siempre nuevas. En este sentido, el estudio de Dagmar Varady no es simplemente un lugar de trabajo sino, como la propia artista lo denomina, su "ombligo hacia el mundo" y, como tal, una especie de laboratorio en el que los procesos intrínsecos desempeñan un papel significativo a la hora de determinar la actitud y el programa artísticos.
Exposición:
Galería Pamme-Vogelsang, Colonia, 30/6 - 26/8/2023