Paul Schwer: Von beiden Enden

No hay belleza sin peligro

Paul Schwer (*1951) interviene con aplomo en la arquitectura o los paisajes existentes a través de sus obras escultóricas y pictóricas. Su repertorio de formas y materiales se ha centrado siempre en la escultura autónoma, ya que es en ella donde se reflejan más sucintamente las condiciones culturales y sociales. Todo comenzó a finales de la década de 1980 en la pintura con motivos figurativos cuya materialidad parecía disolverse a través de constelaciones de colores borrosos. Luego, en la década de 1990, el artista se vio forzado al espacio, sus cuadros abandonaron la pared, y en el patrón que desarrolló, en espiral como el ADN, el color y la luz se entrelazaron con el espacio y el movimiento. El resultado son obras que parecen crudas, frágiles, como retocadas, pero también auráticamente luminosas y sencillamente bellas. Stephan Berg (Kunstmuseum Bonn) reconoció en ellas una mezcla de flotabilidad poética y suavidad que va y viene entre los polos de la estática (construida) y la dinámica (contingente). O como dijo Johann Hartle (Ámsterdam), citando el título de una canción de Einstürzende Neubauten: "No hay belleza sin peligro". Para Hartle, la obra de Paul Schwer aúna estos dos conceptos en un simbolismo espacial que promueve la espontaneidad de la expresión política, así como la apropiación del propio cuerpo. Hartle cita un bon mot de Sartre: El artista es como un perro sin cerebelo que ha perdido toda seguridad, todo apego y toda certeza. Con su idea heroica y autoextinguible de la autoría artística en el momento de la belleza peligrosa, Paul Schwer confirma esta caracterización del artista de corazón aventurero.

Exposiciones:
Museo Ratingen, 29/6 - 30/9/2018
Museo Goch, 1/7 - 9/9/2018