"Tiempo de hachas, tiempo de espadas, tiempo de escudos partidos, tiempo de vientos, tiempo de lobos, hasta que el mundo llegue a su fin...". La visión susurrante de la vidente en el canto nórdico de la "Edda" trata de un mundo de leyendas poderoso y, sobre todo, elocuente. Sabine Kuehnle lo representa en una amplia instalación que nos conduce al fresno Yggdrasill, que representa todo el cosmos en la mitología nórdica. Su copa une el cielo y la tierra, sus raíces llegan hasta un manantial donde viven tres doncellas. Ellas determinan nuestro destino, sus nombres son: lo que ha llegado a ser, lo que está llegando a ser y lo que está por venir. Sabine Kuehnle permite que surtan efecto para que se combinen con otras impresiones, figuras, imágenes e historias, abriendo nuevas narrativas y espacios. El camino para ello a veces se asemeja a una investigación científica precisa y otras se desarrolla de forma puramente asociativa. La separación entre la búsqueda concentrada y la deriva libre se anula, lo consciente y lo inconsciente deben fluir el uno en el otro. Combinar y procesar los materiales, las texturas y el espacio de tal manera que parezcan un poema: como un pensamiento condensado, inteligente, crudo, claro y a veces áspero - esto es lo que hace tan especial la obra de Sabine Kuehnle.