Cuando vi las copas de los árboles en flor en las montañas de Yoshino, el corazón se me salió del cuerpo", escribió el poeta japonés Saigyõ en el siglo XII. Y, en efecto, las laderas de las montañas de Yoshino, plantadas con más de 30.000 cerezos, debieron de ofrecer ya entonces el sobrecogedor espectáculo que aún hoy las convierte en un elocuente testimonio de la armoniosa conformación de la exuberante naturaleza por el hombre, tan característica de Japón. Por ello, desde hace más de 1.400 años, los templos, las laderas de las montañas y el río de la prefectura de Nara forman parte del calendario de peregrinación budista durante la época de florecimiento de los cerezos en primavera; antes acudía la aristocracia, hoy Yoshino es una popular atracción turística.
Con 19 grandes fotografías de formato apaisado, Cuny Janssen no sólo ha recopilado encantadoras y sensibles imágenes de la naturaleza de Yoshino, sino que también ha incluido en su insólito libro de fotos una pequeña antología de poesía japonesa recopilada por Jos Vos, que el especialista holandés en Japón concluye con su ensayo de viaje "Un zorro en Yoshino". Cuny Janssen sabe diseñar sus libros en función del tema como casi ningún otro fotógrafo contemporáneo. En Yoshino, realza la tranquilidad y el talante contemplativo de sus fotografías con una selección de poesía quebradiza que canta las alabanzas de este lugar japonés de añoranza.